“Adivinar” el futuro, un requisito del periodismo
- Rodrigo López
- 29 jul 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 12 sept 2022

Adelantarse al futuro es una parte fundamental del periodismo. Dibujar en la pizarra de la imaginación escenarios que no han ocurrido. Sin importar cuánto se tarden en avanzar las manecillas del reloj, se cumplirán.
La muerte del expresidente Luis Echeverría Álvarez ocupaba el primer lugar de aquellos mundos ficticios: “cualquier día ocurrirá y a la hora menos pensada”. Y así fue, el exmandatario murió la noche del viernes 8 de julio, pero no se reveló hasta la mañana del sábado, por ahí de las 9:00 am. En ese entonces las primeras notas informativas intentaban detallar la vida de un hombre que vivió 100 años.
Proceso tenía preparado un perfil para este momento. El semanario fundado en 1976 nació a partir del “Golpe a Excélsior”, que Echeverría le había dado a Julio Scherer García y demás colaboradores. Con una maniobra que llevó meses logró expulsarlo de la dirección de uno de los periódicos más importantes del mundo en aquel momento.
Por ello, esa nota tenía que dar un panorama general y preciso de quien actuó con la libertad e impunidad que el poder concede a los funcionarios que se sienten cobijados por él.
Aquella mañana, finalmente se publicó la nota de su muerte: “si hay algún dinosaurio en el partido ese soy yo”, dijo alguna vez quien gobernó México de 1970 a 1976. Echeverría falleció a la edad de 100 años tras una vida alejada del poder y condenado al anonimato.
En la construcción de ese texto se fueron desechando entradas: "ya desde niño soñaba con el poder. Luis Echeverría Álvarez jugaba con su hermano Rodolfo a intercambiar la banda presidencial y se la ponía como si fuera el mandatario entrante.
El día que se anunció la expropiación petrolera en 1938, Echeverría siendo estudiante acudió a las manifestaciones en apoyo en defensa del petróleo. Seguimos pensando en la gran figura histórica de Lázaro Cárdenas, no solamente por eso, sino fundamentalmente por eso..."

Para preparar el texto hubo que adentrarse en los archivos históricos, revisar biografías políticas y diarios de la época a fin de encontrar detalles que pintaran de cuerpo entero al que es considerado el “último burócrata”, mote que se le puso por llegar a la Presidencia sin ocupar cargo alguno, tan solo con el empeño de la subordinación dentro del sistema priista.
Imaginar noticias que no han pasado requiere a la vez pensar en sus titulares. El encabezado, en estos tiempos de inmediatez en la red, necesitaba toda la precisión posible: “Muere impune el expresidente Luis Echeverría Álvarez”.
Impune, sin castigo, así murió el expresidente que llevó en la sombra los muertos del 2 de octubre, la matanza del Halconazo y los desaparecidos en el periodo de la “Guerra Sucia”.
Su abogado Juan Velásquez diría en su sepelio: “Mientras que la Vox Populi, la gente de la calle, sin conocer lo responsabilizan, particularmente de los hechos del 2 de octubre del 68 de Tlatelolco, el Poder Judicial de la Federación, la Suprema Corte de Justicia de la Nación después de tres años y medio y de un expediente de más de cien mil hojas lo exoneró. Entonces pues esa es una realidad judicial contra una leyenda por decir urbana”.
En un momento se había pensado en el encabezado: “Fallece a los 100 años el presidente represor”. Pero no terminaba de delinear la magnitud de su muerte, ni de su responsabilidad histórica.
También se pensó en la imagen que acompañaría al hecho, era tan importante como la noticia misma. No podía ser otra que la imagen que captó el fotógrafo Rogelio Cuellar, ahí se ve el entonces presidente, sonriendo, sintiéndose todopoderoso desde el balcón de Palacio Nacional durante un desfile militar.

Su sonrisa recuerda a Mefistófeles, un demonio de la tradición alemana, considerado como un subalterno de Satanás. El encargado de comprarle el alma a los hombres a cambio de unas gotas de poder. Echeverría vivió 100 años, vio morir a casi todos sus colaboradores y también a sus enemigos.
Hecho casi un año antes, un dibujo en una hoja da cuenta del boceto noticioso que se imaginó para el más antiguo y longevo protagonista priista de la política mexicana. Adelantarse a los hechos, de eso también trata el periodismo.
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